Detrás de cada obra hay una historia. Detrás de esa historia un artista que tratamos de conocer a través de su vida. Hoy presentamos la entrevista a Pedro Roldán, uno de los artistas de los que puedes adquirir la reproducción de sus obras en nuestra página web.
En el encuentro que el equipo de Gleenko tuvo con él en el estudio que tiene en su casa, podemos comprender la visión del artista sobre su obra y cuál es su visión sobre el arte, la genialidad y otros temas en los que un artista dedicado se convierte en sabio a través del trabajo. La entrevista a Pedro Roldán sirve como espacio a los artistas para expresarse y que sea un público diferente el que disfrute con su conocimiento y pensamiento.
Biografía
El nombre de nuestro protagonista es Pedro Roldán, pintor nacido en Rute, Córdoba, en la orilla norte del embalse de Iznájar. Aunque, como él mismo nos cuenta, desde pequeño parecía que existió un camino claro que le conducía al arte, se formó como artista más tarde en Barcelona. Allí se rodeó de los mejores artistas plásticos que vivieron en Cataluña a finales del pasado siglo.
Entre ellos destaca la figura de González Carbonell, el cual fue profesor del pintor andaluz. Por el procesó una gran admiración.
Fuentes como esta, las que rodearon al artista, son las que más han influido en su obra, por encima de los grandes maestros de la historia, a los que no deja de lado. Son especialmente los modernistas e impresionistas los artistas que más han influido al artista.
El otro lado de lo real
Podemos sentir a través de lo físico o lo que tiene una fuerte relación con lo racional y esto lo podemos entender de manera común fácilmente. Sin embargo, esto no significa que perdamos la conexión con lo espiritual y subjetivo. Ahí es verdaderamente donde el arte, para Pedro Roldán, cobra una mayor relevancia.
Su objetivo, como describe, es acercar al espectador esa dosis de alimento espiritual a través de un paisaje en el que imprime sus propios sentimientos. Su trabajo entonces se basa en trabajar la técnica para conseguir transmitir de la mejor manera aquello que el pintor experimenta y quiere hacer llegar a su público. El resto, el trabajo que hacemos los que disfrutamos de ese arte, es una cuestión de empatía.
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